
¿Habías oído hablar de la escritura terapéutica?
La escritura se puede utilizar como terapia para reprogramar el cerebro y activar conexiones cerebrales que están potencialmente dormidas.
La escritura ha sido durante mucho tiempo una herramienta para la autoexpresión, pero también puede usarse como una forma de terapia muy efectiva. Esta herramienta es increíblemente potente y puede ayudar a conseguir un adecuado bienestar mental y emocional.
El hecho de escribir los pensamientos y sentimientos en un papel puede ser sumamente terapéutico, ayudando a la persona a conocerse mejor a sí mismo y sus emociones, al mismo tiempo que proporciona una salida muy necesaria para el estrés.
La escritura no solo proporciona una plataforma para trabajar con emociones difíciles, sino que también ayuda con la resolución de problemas, la introspección y el establecimiento de objetivos.
Escribir nos permite reducir la velocidad de nuestro monólogo interno y tomarnos el tiempo para procesar realmente nuestros pensamientos en un entorno seguro, libre de juicios o críticas.
Al poner la pluma sobre el papel, podemos explorar nuestros pensamientos más íntimos sin juzgar o temer ser malinterpretados.
Podemos escribir sobre cualquier cosa que tengamos en mente: preocupaciones, miedos, éxitos y fracasos, todo en un espacio seguro dentro de nosotros mismos. A través de la escritura, podemos expresar honestamente nuestras emociones de una manera que brinde claridad y comprensión sobre cómo nos sentimos en el momento.
Escribir nos permite tomar el control de cómo procesamos las situaciones para que podamos mirarlas desde diferentes ángulos en lugar de sentirnos abrumados por ellas.
El complejo arte de escribir implica la activación de varias áreas cerebrales y su coordinación.
– Área motora: Al escribir establecemos una conexión directa entre el cerebro y la mano, sincronizando los impulsos eléctricos en el cerebro con los movimientos de la mano. Podemos decir con un ejemplo que el cerebro sería el director de orquesta y la mano el músico que ejecuta lo que el director le dice.
– Área visual: Nuestros ojos siguen las líneas de nuestro guión mientras escribimos. Es decir, escribir es como bailar; el ojo sigue los elegantes movimientos de la mano mientras crea su propia melodía.
– Área racional y lógica: Entendemos lo que queremos expresar en nuestra escritura, asociando y vinculando, al mismo tiempo, unas ideas con otras.
– Memoria: Conservamos y almacenamos, dentro de nuestra mente subconsciente, las ideas que hemos escrito. Es como un archivador donde almacenamos documentos, mensajes e información importante.
El hecho de escribir nuestra experiencia vivida redirecciona nuestra atención, externaliza los propios procesos mentales, actitudes y comportamientos en un espacio exterior a la propia mente.
Escribir en un cuaderno de trabajo personal, da la posibilidad de poner orden a todas las ideas desordenadas que se agolpan en nuestra mente. La distancia y la perspectiva que se logra con esta operación, es notoriamente mayor que la que se logra cuando nos hablamos a nosotros mismos.
Así mismo, el escribir las intenciones futuras, hace que el cerebro se enfoque en lo que desea, cree imágenes mentales, se familiarice con lo que intenta conseguir y llegue a manifestarlo.
Consigue la agenda de trabajo personal y compruebalo por tí misma.
Que tengas un bonito día.